Playas
El programa de la Experiencia de Apoyo con la Ayuda de los Delfines tiene lugar en el Arrecife de los Delfines, en Eilat (Israel). El Arrecife de los Delfines está situado en el extremo más al sur de Israel, en el mar Rojo, y se inauguró en 1990.
Es una atracción turística junto al desierto con una playa privada que incluye instalaciones como un restaurante, un bar, un centro de buceo, una tienda de fotografía y una tienda de recuerdos, todo ello rodeado de un jardín botánico.
La interacción entre seres humanos y delfines en el Arrecife de los Delfines está basada en la iniciación de los delfines. Estas interacciones en el agua no incluyen dar de comer, lo que tampoco es necesario, ya que sabemos que los delfines son amables y buscan acercarse a las personas desde la antigüedad. Hay un respeto mutuo en estos encuentros; las personas son los visitantes en el mar, el hogar de los delfines. Esta capacidad de elegir produce a la persona una fuerte emoción cuando un delfín se le acerca y la elige.
Los delfines viven en su hábitat natural, donde pueden tener una rica vida social. El grupo vive como una familia y los animales se pasan todo el día jugando, luchando y cortejándose. Las hembras se quedan preñadas y cuidan a sus crías con éxito, para lo que pasan muchas horas luchando entre sí. Los delfines eligen estar cerca de nosotros, porque es su casa, un lugar en el que sienten que es bueno estar, vivir como una familia y estar con nosotros. Todas estas condiciones (capturar peces, vivir en la naturaleza) les permiten estar sanos mental y físicamente.
El programa se llama Experiencia de Apoyo con la Ayuda de los Delfines en lugar de "terapia con" porque no intentamos curar o sanar a las personas, sino darles apoyo moral. El objetivo de este programa es hacer sonreír a los niños, además de hacer que se sientan mejor y sean más felices. Además, tratamos de que los niños se relajen más, sean capaces de quedarse sentados, aceptar las negativas, abrirse al entorno y mejorar la comunicación. Queremos que los niños mejoren su capacidad de atención y concentración. Trabajamos con niños que padecen muchos trastornos y enfermedades diferentes: cáncer, problemas de conducta, abuso sexual, síndrome de Down, autismo, trastorno por déficit de atención (TDA), trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) y todo tipo de retrasos físicos y mentales.
Trabajamos principalmente con niños y llegamos a la conclusión de que la edad a la que pueden beneficiarse más es de 6 a 16 años. Se trata de un programa a largo plazo; de media, el niño acude durante un año y medio. Trabajamos todo el año; los niños siguen llegando a las mismas horas, 2 semanas cada 2 meses para un niño procedente de Europa, incluyendo 4 días de trabajo cada semana. Durante el programa, los niños se encuentran con los delfines de dos maneras: en el agua, durante 30 minutos, y en una plataforma, durante unos 20 minutos.
En el mar:
El niño entra en el agua con el entrenador, llevando puesto un traje de neopreno y equipo de buceo en superficie, si es posible, en función de la capacidad del niño para usarlo. Una vez en el mar, el niño no necesita nada especial, simplemente disfrutar de estar ahí, flotar, ver a los delfines y agarrarse al entrenador si es necesario. No podemos prometer que un delfín se acerque siempre para saludar a un niño.
Si el delfín no se acerca, el niño se frustra y se enfada, y debe afrontarlo, como en la vida misma. Es, sin lugar a dudas, un proceso normal. Cuando el delfín se acerca, utiliza su sonar, para comprobar lo que les rodea, y el niño lo oye y lo siente. El niño entra en un mundo de sonidos, clics y sonar; no es un mundo de silencio. Cuando llega el delfín, el niño siente que es el elegido, aquel al que el delfín ha decidido acercarse. Esto anima el corazón del niño, eleva su confianza en sí mismo y su autoestima. Con el tiempo, el niño aprende a nadar mejor y a utilizar la máscara y el tubo de respiración para poder ver a los delfines y seguirlos bajo el agua. Cuando los niños salen, su reacción es sorprendente. Algunos sonríen, otros no pueden dejar de hablar acerca de su experiencia, algunos se quedan en silencio e incluso algunos van a la ducha y se ponen a llorar allí. Es un tipo de actividad que activa las emociones, los sentimientos y el corazón de esos niños.
En la plataforma:
El niño va a la plataforma en un barco o nadando y se sienta con los pies en el agua si lo desea. Los niños pueden ver a los delfines y aprender acerca de estos desde un punto de vista diferente. Pueden establecer contacto visual, jugar o tocar en su encuentro. Es una tarea cognitiva:
Se trata de aprender las señales individuales requeridas para reconocer a los delfines, ver sus características, como la nariz, las orejas y los dientes.
También consiste en aprender a contar cuántas veces el delfín devuelve la pelota que se le arroja.
Algunos niños trabajan las habilidades de la motricidad fina y gruesa:
Mantener el equilibrio al caminar y sentarse en la plataforma, que se balancea a causa de las olas.
Lanzar y atrapar una pelota, aplaudir, sujetar objetos y dárselos a los delfines.
Enseñar a tocar y acariciar, sin agarrar ni sujetar.
El propio niño necesita esforzarse; tiene que ser creativo y activo si quiere establecer contacto con los delfines. Cuando un niño no está acostumbrado a relacionarse socialmente, pero está motivado para hacerlo por el delfín, se abre y hace cosas nuevas.
Los delfines se entregan de forma desinteresada, libre y sin barreras, por lo que la sensación es estupenda para los niños que la experimentan y para los padres que observan y comparten ese sentimiento. El juego abierto y libre con los delfines en el agua y sobre la plataforma recuerda a los niños los momentos preciosos de su infancia. Pueden expresarse libremente y esto se suma a sus emociones positivas.
Se sienten elegidos cuando los delfines se les acercan y les hace sonreír; les hace felices.
Todo esto aumenta su motivación y, de repente, hacen cosas, sujetan objetos, cuentan y llevan a cabo todo tipo de acciones que no querían o no se atrevían a hacer antes. Su capacidad se atención y concentración se eleva, les relaja y mejoran sus habilidades de comunicación. Experimentan el éxito, lo que eleva su autoestima y la confianza en sí mismos.
Al final de cada sesión, tenemos un breve resumen de lo sucedido en el agua y en la plataforma. De ese modo, esperamos que los niños expresen sus emociones, reflexionen acerca de lo que les ha sucedido y recuerden los grandes momentos.
Hay algunas tareas educativas: Los niños aprenden a trabajar al mismo tiempo que ayudan a los entrenadores en todo tipo de tareas, como limpiar y preparar lo que sea necesario. Los niños aprender a respetarse y a ser atentos entre sí, así como a responsabilizarse cuando les pedimos que lleguen puntualmente, terminen las tareas a su debido tiempo o llamen cuando están enfermos y no pueden venir.
Hay un programa individual para cada niño y sus propias necesidades, su carácter y su espacio. A la hora de tratar con niños que tengan problemas emocionales, nos centraremos en estar sobre todo en el mar; si un niño tiene un problema de motricidad, trabajaremos el movimiento; con un niño hiperactivo, también trabajaremos más en el agua. Con TDA, dificultades de aprendizaje o déficits de memoria, trabajaremos las destrezas cognitivas en la plataforma.
La persona que trabaja con los niños es un entrenador de delfines. El entrenador no es psicólogo ni terapeuta. Su trabajo es mediar entre el niño y el delfín. Un entrenador necesita, en primer lugar, comprender a los delfines exactamente igual que cualquier persona que trabaje con animales. Tiene que conocerlos y acercarse a ellos, antes de poder trabajar con niños. El entrenador está acostumbrado a comunicarse de modo diferente con los delfines; necesita ser abierto y flexible, lo que le da la capacidad de estar con niños que no se comunican tan bien.
Cuando el entrenador y el niño entran en el mar, los delfines se acercan felizmente al entrenador porque le conocen y le quieren, así que antes de que los delfines acudan a conocer al niño, puede disfrutar de la cercanía inmediata con ellos. El entrenador debe conocer a los delfines muy bien y ser capaz de anticipar sus conductas, para asegurar el desarrollo de la interacción correcta entre él y el niño. El entrenador lo hace voluntariamente; no tiene la necesidad de hacerlo. No forma parte de su trabajo, así que lo hace de corazón. El entrenador tiene que mantener el interés de los delfines para que se queden.
Las condiciones en las que viven los delfines y estas interacciones entre seres humanos y delfines son los aspectos que guiaron el trabajo en este programa. Las interacciones especiales entre seres humanos y delfines sin la ayuda de comida, la libertad de elegir de los delfines y su amor por las personas crearon nuestros métodos. Sin duda alguna, estos animales son los propios terapeutas.
Si está interesado en inscribir a su hijo en este programa, por favor rellene los formularios de solicitud.
Para obtener más información/formularios de solicitud, llame al +972 8 6300100 o envíe un fax al +972 8 6375921 a la atención de la oficina principal.
La respuesta en cuanto a la aceptación o no aceptación de su hijo, se enviará solamente una vez al año entre enero y febrero.