Una visita circular, incluida una subida empinada y bajar por una escala
Ein Bokek ofrece un arroyo de agua potable, abundante vegetación y ruinas de los periodos asmoneos y romanos. Durante los últimos siete años, el agua de este oasis pequeño pero importante ha sido salinizado, lo que ha dañado a la flora y la fauna locales. La Autoridad de la Naturaleza y los Parques de Israel llevó a cabo una línea de acción compleja que volverá a suministrar agua corriente de gran calidad al arroyo.
Principales puntos de interés:
El arroyo que fluye por un cañón en el desierto de Judea
Los pozos de betún
Los restos de una granja asmonea junto a una bizantina
Miradores escénicos
Un vista hermosa del mar Muerto desde la fortaleza Bokek
Lo que hace la Autoridad dela Naturaleza y los Parques de Israel para servir mejor a los visitantes y preservar el lugar
La Autoridad reemplazó el agua salina que fluía por el arroyo de orígenes industriales por agua de buena calidad para beneficiar a la fauna local. Supervisa la vegetación del lugar y también ha marcado el sendero e instalado estacas de ascenso en las zonas pendientes para beneficio de los visitantes y para su seguridad.
Cómo llegar:
El Nahal Bokek cruza la autopista del mar Muerto (90) junto a la señal de los 212 km. Aparcar cerca de uno de los hoteles en Ein Bokek es una buena idea y cruzar la carretera al lado occidental de forma segura andando por el lecho debajo de la autopista.
Descripción
En el acantilado de Haatakim, el Nahal Bokek crea una enorme catarata, así como un cañón profundo e imponente. En el cañón, el arroyo crea un oasis hermoso. El oasis acoge a un gran número de animales y plantas atraídos por el agua potable, esencial para su supervivencia; entre estos hay también aves y mamíferos del desierto de alrededor que vienen a beber a aquí.
Los restos arqueológicos descubiertos en el oasis muestran que el lugar fue habitado desde el periodo asmoneo (s. I a.C.), hasta el principio del periodo islámico (s. VII d.C.). Durante el periodo de Herodes se cultivaban aquí perfumes caros y hierbas medicinales.
Durante las últimas décadas, el acuífero que suministraba el agua al manantial se llenó de aguas residuales industriales, lo que salinizó el agua del manantial en gran cantidad, hasta el punto de que el aumento de la salinización del agua llegó a ser 6 veces su nivel normal. La salinización ha supuesto un perjuicio para la flora del oasis, lo que redujo en gran cantidad el número de especies e hizo que desapareciera por completo el culantrillo de pozo, típico de hábitats con agua potable. Las plantas del desierto que caracterizaron en el pasado la reserva han sido sustituidas por especies invasoras como el ficus. El proceso no ha sido menos perjudicial para las criaturas vivas del osáis en las que han sido exterminadas especies como la melanopsis praemorsa, una caracola que prosperaba aquí; también se han mantenido alejados otros animales que solían venir aquí a buscar agua.
El arroyo se encuentra en las proximidades de los hoteles de Ein Bokek, y es fácil acceder a él. La zona recibe 150 000 visitantes al año o más, muchos de los cuales visitan el lugar, lo que pone mucho estrés en su sistema medioambiental.
Israel Chemicals Ltd cooperó con la Autoridad de la Naturaleza y Parques de Israel en la instalación de una cañería que desviaba el agua salada desde el arroyo al mar Muerto. En un futuro próximo, la compañía del agua empezará a suministrar agua desalinizada de buena calidad al lugar, que fluirá desde la parte alta del arroyo.
La ruta del sendero:
La ruta corta:
Desde al aparcamiento de los hoteles de Ein Bokek pasa un sendero marcado en negro por debajo de la autopista 90. Los que quieran hacer una caminata corta deben seguir las marcas negras arroyo arriba, disfrutando del agua y de la rica vegetación, como la caña común y los tamarindos. Después de unos cientos de metros vemos una pequeña cascada que brota de la roca. Este es el final de la ruta corta.
La ruta larga:
A aquellos que les encanta el senderismo pueden alargar su visita por otra hora agradable, pero de mayor complicación, incluido el descender por una pendiente escarpada. Al oeste de la autopista 90, asciende un sendero marcado en rojo a Ein Noit (el manantial romano), adyacente a la fortaleza Bokek. En estos días, no brota agua del manantial en tierra, pero la vegetación que crece aquí es prueba de que el agua está cerca de la superficie. Ein Noit no es un buen manantial, pues su agua brota de las profundidades de la Tierra y contiene materiales radiactivos. Al parecer, en la antigüedad, su agua era considerada medicinal y se desviaba a un baño construido cerca del manantial. Hoy apenas son visibles los restos del baño y solo la fortaleza conserva algunos de sus altos muros.
En la boca del manantial, situada donde está actualmente el hotel, se descubrieron restos de una población del periodo asmoneo. Durante el reinado de Herodes, Ein Bokek era un centro de producción de medicinas y cosméticos. El centro estaba rodeado de terrazas de cultivo que se extendían por 0,35 km y los acueductos llevaban el agua desde Ein Bokek y Ein Noit hacia dos estanques rectangulares.
Durante el periodo bizantino, (s. IV d.C.) el gobierno erigió otra fortaleza en la cadena caliza palestina, con el fin de proteger la frontera del sur del país. La fortaleza de Bokek tuvo un papel importante en este sistema, bloquear el camino a Ein Gedi y asegurar las carreteras que iban al monte Hebrón a través de Maale Bokek. El sendero marcado en rojo sale de la fortaleza y se encuentra con el marcado en negro. Vaya por el negro cuando gira a la izquierda y le llevará por la pendiente escarpada al Nahal Bokek. Cuando descienda, use las estacas clavadas en la roca. El sendero llega al arroyo por la pequeña cascada que brota en la roca. A medida que se acerca a la autopista del mar Muerto, en el acantilado del norte, preste atención a las rocas de color negro. Estas son las rocas de asfalto de la formación de Ein Bokek, que contienen bitumen de origen orgánico vegetal. Para comprobarlo, intente frotar dos de esas piedras entre sí y huélalas.
Ahora volvemos a cruzar por debajo de la autopista 90, de vuelta al aparcamiento del hotel de Ein Bokek.